Esta tarde en el Centro
de los Ejércitos nos ha visitado nuevamente el Doctor José Luís Serrera
Contreras, Vicepresidente de la Real Academia de Medicina, y como siempre nos
ha impartido una conferencia muy interesante, en esta ocasión bajo el título de
“Híspalis, la Sevilla oculta”, en la que nos ha desvelado los subterráneos
existentes bajo nuestras calles y mas concretamente el que existe bajo la calle
Abades, referencia obligada para la arqueología sevillana. Durante mucho tiempo
se creía que era una construcción musulmana, incluso Argote de Molina en el
siglo XVI decía que estos subterráneos se debían a la magia mora, pero
recientes estudios los data en la época romana, ya que el material empleado era
proveniente de Itálica, además de una moneda encontrada in situ con la efigie
de Adriano, por lo que se estima que sería del siglo II. Al abrigo de este
hallazgo se supone que pudiera formar parte de las antiguas termas romanas que
habían en esa zona, zona de influencia política y económica de la época. Como sabemos,
Itálica se funda para acoger a los veteranos soldados de la II Guerra Púnica,
siendo considerada el área residencial a diferencia de Híspalis que era el
conglomerado mercantil por su cercanía al antiguo cauce del río Guadalquivir. Conocidos
por todos es la habilidad de los antiguos romanos, considerados los arquitectos del agua, para la
construcción de acueductos que condujeran el agua hasta la ciudad y su posterior
evacuación por el entramado de su alcantarillado, conformando en su conjunto un laberinto de
galerías y salas de grandes dimensiones. Estos pasadizos siempre han sido
objeto de leyendas urbanas, no sólo los de Abades sino los restantes que
existen dentro de ese perímetro que va de la Alfalfa a la Judería, todos ellos
comunicados entre sí aunque desgraciadamente se ven cortados algunos de ellos por las sucesivas
obras realizadas en la cimentación de los nuevos edificios. Vestigios de lo
dicho se han podido ver en los bajos del antiguo cine Pathé, en los que se
observaba que hubo cierta actividad portuaria. Pero, ¿que nos queda de esa
floreciente época romana?, tan solo las columnas de la calle Mármoles, el resto
se encuentra en el subsuelo, hoy podríamos ver algo, si las medidas adoptadas
para su protección nos lo permitieran, en la plaza de la Pescadería, en la que
aparecieron sendas cisternas romanas, en el Patio de Banderas con las recientes
excavaciones llevadas a cabo o en los bajos de la plaza de la Encarnación, el
Antiquarium, en los que se pueden ver los restos de un antiguo grupo de casas, eso sí,
cuando lo vuelvan a abrir cumpliendo todas las medidas de seguridad. En definitiva, el
doctor Serrera con su oratoria pausada, nos ha brindado una auténtica lección
magistral sobre esta Sevilla oculta a los ojos de los sevillanos, permitiéndonos
conocer esa infraestructura romana tan importante e interesante. De nuevo
nuestro agradecimiento por su desinteresada y puntual colaboración con el Curso
de Temas Sevillanos.