FUNDAMENTOS


17/3/14

17/3 D. MARIO DE LA BLANCA



Hoy en el Círculo Mercantil hemos asistido al primer pregón de nuestra Semana Santa, en este caso se lo ha dedicado a las Hermandades del Arenal, Don Mario de la Blanca, una exaltación sentida, muy sentida, por la peculiar manera que el señor de la Blanca tiene al interpretarla. Comienza con su especial recuerdo a la Pura y Limpia, hermandad paradigma del Dogma Concepcionista, cuya pequeña imagen titular ha sido el motivo del comienzo de esta exaltación poética, “Que sola estaba la Virgen en el Postigo del aceite, sin nazarenos ni músicos…” haciendo alusión al numeroso transitar delante de ella de hermandades que atraviesan el Arco durante los siete días de Pasión y la ausencia de ese aluvión de personas una vez ha llegado el porqué de nuestra creencia, la Resurrección. Con su recuerdo al barrio se acerca por la calle Dos de mayo la cruz de guía de las Aguas y Manuel Barrera le dedica su saeta a sus Sagrados Titulares, al barrio que les acoge, a su Postigo y a sus costaleros, la saeta de Manuel es potente, con voz clara y bien modulada como él sabe hacerlo. Y sigue nuestro pregonero con el aroma de azahar embriagando a los fieles devotos que ya ven salir por su estrecho portalón a la Virgen de la Piedad abrazando a su Hijo muerto y el Palio de la Virgen de la Caridad, momento en el que Rosa Vergara, con la dulzura de su característico canto, le canta a la Virgen de la Caridad en su transitar por su barrio del Arenal, continúa nuestro interviniente con su peculiar recitar, interpretando el suplicio que el Hijo de Dios sufrió y el sufrimiento de su Madre, una escena sobrecogedora del Miércoles santo. A continuación el pregonero nos lleva al Viernes santo que llega y la hermandad de la Carretería ya se acerca con el Santísimo Cristo de la Salud y su Madre, la Virgen del Mayor en su Soledad, personificando en su rictus la agonía por el Calvario de su Hijo. Llega el momento en el que nuestra saetera de honor, Rosa Rodríguez, le canta a la amargura de esa Madre que está viendo morir a su Hijo. Un canto con el gusto y la sensibilidad que normalmente le pone Rosa a su oración. Es en este punto cuando finaliza este magnifico pregón, en el que le felicitamos por su extraordinaria interpretación.