Hoy en el Círculo Mercantil hemos celebrado uno de
esos actos que deja a su finalización ese regusto de placer por lo que hemos
visto y nos ha comentado en este caso el Profesor don Juan Antonio Huguet
Pretel, profesor de Bellas Artes y pintor reconocido, hoy nos ha hablado sobre
las Inmaculadas de Murillo. Bartolomé Esteban Murillo es quizá el pintor que
mejor define el Barroco español. Nació en Sevilla a finales de 1617 como ya
sabemos y donde pasó la mayor parte de su vida. La fecha exacta de su nacimiento
es desconocida pero debió ser en los últimos días del año ya que fue bautizado
el 1 de enero de 1618 en la iglesia de la Magdalena. La costumbre en la Edad
Moderna era dar el bautismo cuanto antes ya que la mortalidad infantil era muy
elevada. Tras la muerte de sus padres en corto espacio de tiempo, Murillo
inicia su aprendizaje artístico con Juan del Castillo, casado con una prima de
su madre, en cuyo taller de la plaza del Pozo Santo, permanecerá cinco años.
Del Castillo no era un artista de primera fila pero sus trabajos eran
respetados en el ambiente artístico sevillano y tenía un buen número de
encargos, colaborando en su taller se encontraba Alonso Cano. Los primeros
cuadros de Murillo están muy influenciados por el estilo de su maestro como se
puede apreciar en la Virgen entregando el rosario a Santo Domingo. Hasta el
presente se considera esta obra como la más temprana de las que conocemos de
nuestro pintor ya que fue pintada entre 1638 y 1640. Sevilla en esa época era
una ciudad que gozaba de un gran nivel intelectual y artístico, gozaba de las
riquezas que llegaban a su Puerto de Indias, con lo cual se producían
cuantiosos encargos, tanto de congregaciones religiosas como de adinerados que
querían tener en su propia capilla una pintura de índole religiosa. A pesar de
haber sido un pintor famoso y popular, son muy escasos los documentos y
referencias que nos hablan de él. De él dicen las crónicas que no solo fue
favorecido del cielo por la eminencia de su arte, sino por las dotes de su
naturaleza, de buena persona y de amable trato, humilde, modesto, sereno y
paciente, nada presuntuoso, quizás estas condiciones son las que le hacen ser
el pintor por el que los sevillanos se sienten más identificados. Pero solo con
estas condiciones no hubiera realizado los cuadros que podemos admirar, contaba
además con una sensibilidad artística notable e ideales religiosos profundos.
Estas cualidades le llevan a pintar sus lienzos más conocidos, las Inmaculadas,
nada fáciles de pintar, él pinta la pureza, lo etéreo, lo irreal. La crisis
económica que vive la ciudad en 1650, no impide que los encargos continúen a
buen ritmo, aunque sería el clero el que demandaría un mayor número de pedidos,
siendo uno de los más importantes el enorme lienzo de la Inmaculada Concepción,
conocida por la Colosal por su enorme tamaño, para situarla en el arco triunfal
de la iglesia de los Franciscanos. Cuando el artista presentó el trabajo una
vez terminado a los monjes, éstos no lo encontraron de su gusto ya que la
hallaron tosca y poco acabada, negándose a aceptarla. Murillo solicitó permiso
para colocar el lienzo en su lugar correspondiente y una vez situado en el arco
fue del total agrado para sus clientes. Murillo muestra en esta obra uno de sus
primeros intentos por renovar la iconografía de la Inmaculada, incluyendo el
dinamismo y el movimiento característico del Barroco. Cuando Francisco Pacheco
dictó las normas iconográficas que habían de regir la pintura sevillana,
consideró que la Virgen se debía pintar en la flor de su edad, de doce a trece
años, hermosísima niña, nariz y boca perfectísima y rosadas mejillas, los
bellísimos cabellos tendidos, de color de oro. Murillo siguiendo las normas del
suegro de Velázquez pinta su Inmaculada del Escorial, una de las más atractivas
de su producción. Otras Inmaculadas que se pueden admirar son la de los
Venerables, la del Escorial, la conocida como la Niña, la del Padre Eterno y
otras. De todas ellas nuestro profesor, todo un experto, nos ha ido haciendo el
oportuno comentario que nos ha permitido interpretar lo que nos ha proyectado.
Enhorabuena por la magnifica conferencia que nos ofrecido con la que hemos
disfrutado.