Esta
tarde hemos contado con la inestimable presencia de otro buen amigo de nuestro
Curso, Don José Núñez Asencio, que como habrán observado su nombre no estaba programado este día, su presencia ha sido solicitada para que acudiera a nuestra tribuna a última hora ya que la
persona que teníamos concertada ha sufrido un imponderable que le ha impedido acudir
a nuestra cita, de todas maneras, el discurrir de nuestros actos no ha sufrido
interrupción alguna ya que contamos con buenos amigos que nos prestan su
colaboración cuando son requeridos, como es el caso. Hoy nos ha ofrecido un
simpático acto ya que bajo el título “Personajes curiosos y pintorescos de
Sevilla” nos ha ido relatando la amplia nómina de estos sujetos, algunos con
sus facultades mentales un tanto mermadas, pero otros forman parte de la
picaresca y gracia que tanto Cervantes en su prosa como Murillo en su pintura
supieron plasmar. Personajes cómo Vicente el del canasto, un vendedor de
mariscos, mariscos que su propia familia cocía en su casa para la venta
ambulante. Otros un tanto pintorescos, definían la época, como la ausencia de prisas
en los tranvías del momento, es el caso del conocido como Pepe el tranviario,
que era capaz de parar el tranvía y esperar para que algún cliente hiciera una rápida
gestión, o el caso de Antonio Sanz mas conocido como Antoñito Procesiones,
acompañante de todo tipo de cortejo. Sin embargo otros personajes han hecho de su
ingenio y gracia el medio ser conocidos y reconocidos, como Paco Palacios "el Pali",
también conocido como el Trovador de Sevilla, autor e intérprete de un gran número de
sevillanas, todas ellas alcanzaron el éxito, su pérdida fue una auténtica tragedia, como la del siguiente personaje, el
recordado Paco Gandía, genial cómico que popularizó sus relatos chistosos como casos
verídicos, otra de las personas peculiares y que desgraciadamente también ha
desaparecido, es Pepe Perejil, persona vital y optimista, gracia a raudales,
cantaor y bonhomía. En definitiva en algunos de ellos se dejaba entrever una parte de la
sociedad del momento, la falta de recursos alimentaba la picaresca con la que
conseguían el exiguo sustento, otros contaban con su inimitable arte, como
nuestro interviniente una persona con una simpatía contagiante que hace que
cada una de sus colaboraciones sea una auténtica delicia. Nuestro agradecimiento
por su diligencia al aceptar nuestra inesperada solicitud.