Hoy en el Casino Militar hemos celebrado un nuevo acto sobre un personaje
muy querido y reconocido en Sevilla, Miguel Mañara, y para hablarnos de su
figura y del fastuoso retablo de la Iglesia de la Caridad, nadie mejor que Don
José Gámez Martín, filólogo, historiador y buen conocedor del
personaje, además de poseer una gran capacidad dialéctica para desarrollar el
tema y transmitirnos sus conocimientos. Miguel Mañara es más un mito que un personaje real,
este mito nace cuando el propio Mañara ve su entierro y entendiendo que la
muerte le persigue, tanto es así que el famoso retablo del entierro de Cristo,
se basa en su idea de representar perfectamente a la muerte, para ello realiza el
encargo al mejor arquitecto retablista del momento, Jerónimo Balbás y al
escultor Pedro Roldán, consiguiendo como podemos ver in situ que logró lo que
quería. Miguel Mañara nace en 1627 en el seno de una rica familia de mercaderes
con el Nuevo Mundo, al no pertenecer a la nobleza la posibilidad de forjarse un
futuro elitista era mas difícil, sin embargo cabía la posibilidad de ingresar en alguna de las cuatro órdenes militares
existentes y conseguir con ello integrarse en esa clase dirigente, en su caso ingresó en la Orden de Calatrava siendo niño. La muerte
de sus hermanos mayores y de su propio padre, le hace heredero de un importante
patrimonio, con veintiún años se casa por poderes con doña Jerónima Carrillo de
Mendoza y tras la muerte de ésta en 1661, su vida licenciosa hasta el momento da
un giro experimentando una conversión espiritual que le lleva a abrazar la vida religiosa y
desdeñar los bienes terrenales, lo que le permite conocer a la Hermandad de la
Caridad y su callada labor, medio por el cual le llevaría a ayudar a la
muerte enterrando a los ajusticiados, por lo que decíamos anteriormente, si
pensaba que la muerte le perseguía, que mejor manera de asumir su futuro que
ayudando a la propia muerte. La Sevilla que vivió Mañara era una ciudad de
contrastes, rica por el tráfico con las Indias permitió la llegada de un gran número de
artistas al amparo de esa riqueza, pero esas mismas circunstancias hicieron que también
llegaran numerosos menesterosos y la aparición de enfermedades. Ambos extremos los vivió nuestro personaje y de ello se benefició el Hospital
de la Santa Caridad con los encargos que realizó para decorar su Iglesia, obras
de artistas de la talla de Valdés Leal y sus Jeroglíficos de la Postrimería
basados en el Discurso de la Verdad de Mañara, trabajos de Murillo, Martínez
Montañés, Pedro Roldán y otros, de los cuales, algunas de sus obras fueron
hurtadas por el nefasto mariscal francés. Todo lo anterior nos lo ha
pormenorizado nuestro ponente con su magnifica capacidad para la comunicación,
algo que ha conseguido al ver que la expectación que ha creado su conferencia
ha contado con la aprobación de todos. Enhorabuena y esperamos volver a
compartir la tribuna en otra ocasión.