Hoy en el Real Círculo de Labradores nos han visitado nuevamente una
pareja muy apreciada por el Curso, Luigi Maráez y Âlime Hüma, dos
personas que sienten profundamente el legado que dejó Gustavo Adolfo Bécquer,
dos grandes estudiosos de la vida y obra del poeta. Esta pareja quizás sean
merecedoras de algún reconocimiento por parte de las instituciones culturales
de nuestra ciudad, por mantener vivo el recuerdo del poeta con sus
estudios y la difusión de sus conocimientos a través de su música, todo un empeño reivindicativo
de la figura del poeta del romanticismo. Pero este empeño no se queda solo en el
conocimiento de su obra, este empeño les lleva a tratar de conseguir por medio
de la solidaridad de las personas con un mínimo de sensibilidad por la poesía
becqueriana, los fondos suficientes para reponer el monumento que se encontraba
en tierras del Moncayo y que la delincuencia sustrajo para ser vendido como
chatarra, el vandalismo desgraciadamente está muy extendido, pero esta no está
siendo una empresa fácil, ya que no se están consiguiendo los fondos que
sufraguen el coste de un nuevo monumento, por ello desde aquí se hace esta
llamada para que aquellos que estén interesados aporten su granito de arena. Hoy
han comenzado por entonar un poema de Augusto Ferrán, el primer poeta en hacer
una recopilación de Cantares, el primero es "Epitafio para una joven", un poema
propio que cuenta cómo aparece una joven enamorada ante su madre tras haber
visto a su amante, primero con las manos encarnadas, poniendo la excusa de
venir de recoger rosas y haberse pinchado con una de las espinas, otra vez traía
la los labios encarnados, a lo que ella ponía una nueva excusa, pero en otra
ocasión apareció con el rostro pálido, a lo que ella respondió que su amante le
había engañado. Un poema que ellos han musicado y ha gustado mucho, como el
resto de los que nos han ofrecido, cómo “Los Versos del Extranjero” o el que
luego nos ofrecieron, el que narra el amor entre Asís y Asisa, un amor existente
desde la niñez pero un día el joven decide marcharse para conocer otros
lugares, dándose cuenta con el tiempo de que desea volver a su origen y retomar
su relación, pero cuando llega, su amada ya no se encuentra en este mundo. Un
poema precioso que cuenta una historia perfectamente posible. En este momento
Luigi nos recuerda que pudo pasar para haber sido muy seguido y respetado por
los intelectuales de su época y pasar totalmente al olvido por los nuevos
intelectuales, Antonio Machado llego a decir de él que era el auténtico ángel
de la poesía. Mostrando que la poesía ni describe ni se rige por ideologías, se
mantiene al margen. A continuación nos recuerdan a una sevillana
desgraciadamente desaparecida y amante de la obra becqueriana por su similitud en
su corta obra literaria, Concepción Estevarena, cantándonos dos de sus poemas, tras
este recuerdo le cantan al Cristo de las Mieles, una de las mejores y mas querida
obra de Antonio Susillo. Tras Susillo cantan un poema de Machado, “No hay que
llorar, ¡Silencio!”, tras éste le llega el turno a “Soldadito de plomo”, el
famoso cuento en el que los muñecos cobran vida durante la noche. Y no habiendo
mas tiempo se despiden con otro de los poemas más conocidos de Gustavo Adolfo Bécquer,
“Volverán las oscuras golondrinas”. Enhorabuena a ambos por tan magnifica y
desinteresada colaboración.