Hoy en el Excmo. Ateneo hemos celebrado un nuevo acto sobre
el Camino de Santiago, sus peculiaridades y fines, para ello quien mejor que Don
Juan Ramos Plaza, Presidente de la Asociación de Amigos del Camino de
Santiago. En él se refleja el entusiasmo que emanan todos y cuantos han
realizado la peregrinación a Santiago y es que en la ruta se combina
perfectamente el deporte y la mística, la perfecta terapia para reencontrarse
consigo mismo y con el Santo Apóstol. Los orígenes se remontan al siglo IX con
el hallazgo de las reliquias del Santo, erigiéndose en el lugar una humilde
capilla, convirtiéndose en el año 834 en sede episcopal. Al amparo de este
hallazgo, se establecieron en sus alrededores los monjes benedictinos para
custodiar las reliquias y apareciendo los primeros pobladores, embrión de lo que
luego pasaría a llamarse Santiago de Compostela. Era tal la afluencia de
fieles, sobre todo de distintos puntos de Europa, que la ermita pronto se quedó
pequeña, viéndose obligados a construir un nuevo templo en el que tuviera
cabida un mayor número de creyentes, hasta que en el 997 quedó destruido por
los musulmanes al mando del caudillo Almanzor. Lo reconstruyeron de nuevo hasta
que en 1075 se erige la actual Catedral de estilo románico, todo un ejemplo de
este estilo. La peregrinación vivió su momento álgido en la Edad Media, siendo
los peregrinos del resto de Europa los más numerosos, lo hacían y lo siguen
haciendo a través del llamado Camino Francés, aunque en España lo conocemos
como el Camino de Roncesvalles, otra ruta importante es la que parte desde
Sevilla, el Camino de la Plata o camino mozárabe, de la que la Asociación que
hoy nos visita en la persona de su Presidente, es responsable de que el
peregrino tenga un feliz tránsito. En nuestra ciudad el Camino está mas
presente de lo que pensamos, basta con fijarnos a partir de la Catedral para
identificar las distintas señales que nos indican la dirección a seguir para
conseguir postrarnos ante el Apóstol Santiago, como hicimos no hace mucho
tiempo el grupo de compañeros que tuvimos la fortuna de llegar Santiago de
Compostela, con ocasión del viaje de fin de curso, un viaje entrañable y
recordado por el papel protagonista que nos concedió su Obispo al permitirnos
el encuentro en la Sacristía para otorgarle la insignia de honor del Curso, en
reconocimiento a tan feliz acogida y permitiendo que una representación
asistiera a la misa del peregrino desde el mismo ábside y hacer las preces. Ha
sido una charla que nos ha permitido conocer las dificultades, todas ellas
salvables, de lo que significa el día a día de camino aunque con la
satisfacción que supone conseguir llegar a la meta, como lo ha hecho nuestro
interviniente en distintas ocasiones. Enhorabuena.