FUNDAMENTOS


26/10/14

25/10 VIAJE AL PUERTO DE SANTA MARÍA


He tenido que incluir demasiadas fotografías porque lo visitado así lo demanda.
Hoy aprovechando los últimos coletazos de esta prolongación del verano, hemos realizado el viaje formativo de la programación, en esta ocasión ha sido al Puerto de Santa María. Como de costumbre, Emilio Rubio nos fue introduciendo en la historia del municipio, una historia municipal que comienza hacia 1281 cuando Alfonso X le concede la carta-puebla, pasando de aldea musulmana a ciudad de realengo y dándole el nombre oficial de Gran Puerto de Santa María, siendo Sancho IV el que le concede la propiedad del señorío al comerciante genovés Benedetto Zaccarias, a cambio de la protección de su litoral. Pasado el tiempo pasa a la Casa de Medinaceli en 1368 hasta 1729, en que Felipe V decide su incorporación a la Corona. Momento en el que los cargadores de Indias, dedicados al comercio con las colonias, sumaron a su poder económico el político. Esto es a grandes rasgos su historia, que como en otras ocasiones es muy atrayente para su estudio. Tras esta introducción, Emilio nos lleva a conocer su monumentalidad, comenzamos con el Monasterio de Nuestra Señora de la Victoria, un edificio que se remonta a los inicios del siglo XVI cuando pasa a propiedad de la Congregación de monjes Mínimos de San Francisco. 
Sirvió como panteón de los Duques de Medinaceli, financiando su construcción y siendo todo un ejemplo del gótico tardío, al que se añadieron elementos renacentistas. Consta de la propia Iglesia, el Claustro y las Salas Capitulares. Destaca la fachada de la Iglesia, una excelente muestra del arte ojival, su portada, con abundantes elementos decorativos propios de la época de su construcción, con una experimentada labor de la piedra. En el tímpano pudimos ver la hornacina que en su memento albergaría la imagen de la Virgen de la Victoria y por encima un arco conopial en el que se apoya el escudo de armas de la Casa de Medinaceli. 
 
 
 
 
La iglesia de una sola nave y cuatro capillas laterales a cada lado, las bóvedas de nervaduras y estrellada en el presbiterio nos señalan el esplendor de su momento álgido. Destaca el Claustro con galerías en todo su perímetro y las bóveda de crucería que se apoyan en unas ménsulas ricamente decoradas, los contrafuertes que impiden el desplazamiento de esa bóvedas también cuentan con un trabajo laborioso de los canteros. 
 
Consta de dos cuerpos, el bajo de estilo gótico y el alto renacentista, ese cuerpo alto cuenta con arcos ciegos, aunque en un principio se supone que estarían abiertos, hoy solo cuentan con una pequeña ventana que se abre al patio central. El uso de este edificio fue muy variado, pasó de monasterio, a hospicio, hospital y a centro penitenciario hasta la segunda mitad del siglo pasado.
Tras una pequeña parada, contemplamos la fachada de la antigua lonja, una fachada en piedra con arcos de medio punto destacando su remate que indica el destino para el que fue construido, la subasta del pescado, a continuación nos vamos a ver el Palacio de Araníbar, hoy es la casa de cargadores de Indias mas antigua de las que se conservan. 
 
 
Su nombre viene dado por su propietario, un vasco que vino a prestar sus servicios en el siglo XVII a la Casa Ducal de Medinaceli. Una amplia casa que sigue el modelo de ese tipo de construcciones, estancias en torno a un patio central porticado, la planta baja mas alta que el resto, porque era el lugar en el que almacenaban las mercancías traídas de las colonias, la planta primera para oficinas y vivienda de su propietario y en la tercera planta de mucha menor altura dedicada al personal de servicio. Es una casa construida en estilo clásico, sobria, pese a construirse en pleno auge del barroco. La portada con vano adintelado está flanqueada por columnas toscanas pareadas. En su interior el patio de planta cuadrada y galería de arcos de medio punto y en la planta superior se abren balcones sencillos.
Aunque empezamos a sentir el cansancio por estar tanto tiempo de pie, nos vamos al centro a visitar la Casa de los Leones, nombre dado por los felinos que aparecen en su fachada. Es de las mas representativas del barroco portuense. 
 
 
Es otro ejemplo de casa de cargadores, su fachada profusamente decorada destaca sobre las demás. Está dividida en tres plantas, como por otro lado era habitual en este tipo de casas. Su fachada destaca por su original portada de piedra de tres cuerpos en la que se encuentra en una hornacina la imagen de las Virgen de las Tres Caídas y sobre ella el Espíritu Santo, en el tercer cuerpo se abre un balcón. La decoración es muy trabajada. En su interior todo se distribuye alrededor del patio, galerías sencillas con vigas de madera y barandas de hierro.
Tras la Casa de los Leones nos vamos al Hospitalito o Museo Municipal, antiguo edificio hospitalario, de ahí su apelativo, es un edificio neoclásico con cierta influencia del barroco, data del año 1753. Hoy se encuentra establecido el Museo de la ciudad.
 
Es el momento de mirar el reloj y nos damos cuenta que todos estamos un poco famélicos por tanto trajín, de manera que tras otra caminata nos encontramos en las Bodegas Grant, una bodega familiar, se mantiene dentro del mismo núcleo familiar desde su fundación en 1841, entusiasta de su labor, la acogida no pudo ser mejor, su hospitalidad quedó reflejada en la simpatía de quien nos introdujo en el maravilloso mundo del vino. 
 

Es una bodega pequeña que mantiene la labor de crianza del vino fino a la manera tradicional, siguen el proceso biológico a base de levaduras que provocan el velo de flor que impide que el vino entre en contacto con el aire evitando su oxidación. Tras la correspondiente cata, nos vamos al comedor anexo, un poco contentillos por la degustación con el estómago vacío. Al igual que en la bodega, en el comedor degustamos un menú muy bien elaborado, quedando todos contentos por la necesidad y por la calidad. Al final como la bodega también tenía de nombre "de las 7 esquinas", nos pasamos la sobremesa adivinando donde se encontraban tantas esquinas, sin encontrarlas.
 
 
Tras la comida y sin solución de continuidad nos encaminamos a la vecina Puerto Real, en esa localidad todo fueron facilidades para realizar nuestra visita a la Iglesia Conventual de la Victoria, sede de la Hermandad de la Soledad, Santo Entierro de Nuestro Señor y San Francisco de Paula, cuya amabilidad para facilitarnos nuestra visita quedó refrendada por un antiguo miembro de su Junta de Gobierno ante la imposibilidad de hacerlo algún miembro de la actual. Su patrimonio es grandioso y sus imágenes titulares realizadas por la Roldana, magníficamente conservadas y de gran devoción. La Iglesia Conventual fundada en el XVII por la Orden de Mínimos de San Francisco de Paula, es de planta rectangular en forma de cruz latina de una sola nave cubierta por una bóveda de cañón. 
 
 
 
 
 
 
 
Tras visitar el Tesoro de la Corporación cofrade, nos dirigimos al autocar para retornar a casa. Como siempre Emilio nos ha descubierto una parte del Patrimonio Histórico de dos ciudades que quizás cuando realizamos visitas de manera particular, no nos fijamos como debiéramos. Enhorabuena y hasta la próxima.