Retomando
nuevamente la reseña de los actos de nuestro Curso, lo hago sobre la
conferencia que ayer nos propuso Don Juan Ruesga Navarro, arquitecto
especializado en la escenografía, la charla estuvo dedicada al Parque de María
Luisa desde otro punto de vista diferente, desde la visión del arquitecto
paisajista artífice de su diseño, el francés Jean Claude Forestier. Un diseño
que contemplaba el clima que se disfruta en nuestra ciudad, en la que el calor
asfixiante de sus veranos hace imprescindibles lugares que proporcionen la
sombra necesaria y fuentes de agua corriente que aporten la sensación de
frescor. Este magnifico parque que hoy disfrutamos se debe a la donación a la
ciudad de una parte de los jardines de San Telmo, casi ciento treinta y seis
mil metros cuadrados, en 1893 por la Infanta María Luisa Fernanda de Borbón e
inaugurado el 18 de abril de 1914 coincidiendo con el primer día de la Feria de
Abril. Forestier tuvo a bien conservar aquellos rincones existentes adaptando
su entorno, rincones como el cenador del estanque de los patos o el monte
Gurugú, dotándolo de elementos de nuestro pasado islámico, como los muchos
surtidores de agua que hay en toda su extensión, una variedad de plantas cuyas
flores bañaban con su aroma el recinto, una arboleda de gran porte que
proporcione la sombra necesaria sin negar la presencia del sol colándose entre
las ramas, para que anime al sevillano a pasear por sus senderos de albero y se siente
en sus glorietas, glorietas que hasta un pasado reciente tenía en sus anaqueles
libros para la lectura in situ. Pero conseguir un diseño atractivo que anime al
visitante al paseo no fue fácil, tuvo que inspirarse en jardines como los de la
Buhaira o del Real Alcázar, innovando sin descuidar el pasado. El diseño
contemplaba un eje central que unía los elementos existentes, el monte Gurugú y
el Estanque de los Patos, mas tarde se añadió la fuente de los Leones y la de
los Lotos y nuevas avenidas paralelas a ese eje central, conformando una
estructura de pequeños jardines alrededor de fuentes y glorietas, pabellones y
monumentos, cómo la de Gustavo Adolfo Bécquer o la de Cervantes. Con la
ordenación de la Exposición Hispano Americana siguiendo el proyecto de Aníbal
González de hacerla alrededor de este entorno, se ve completado con la creación de la Plaza de América,
un espléndida plaza que complementa definitivamente la belleza de nuestro
Parque, como así nos lo ha descrito de manera sucinta nuestro ponente, gran
conocedor de este enclave no sólo por la documentación existente sino por su
continuo paseo por sus senderos.