Hoy en el Casino Militar dentro de la programación del Curso, hemos
celebrado un nuevo acto dedicado a la Navidad, una celebración religiosa tan
entrañable que ya se asoma en el calendario. Para exaltarnos el Nacimiento del
Niño Jesús nadie mejor que don Mario de la Blanca Noriega,
compañero de nuestra Institución. Nos ha acompañado junto al extraordinario
Coro de Campanilleros “Gran Plaza”, una asociación musical flamenco-rociera
bajo la dirección de don Mario Gutiérrez Blaya, que ha iniciado con su
interpretación el acto de exaltación. Ortega y Gasset dijo que si Dios se hizo
hombre, ser hombre es lo más grande de la Creación. El Hijo de Dios nació,
coincidiendo con el solsticio de invierno, en una cueva sin lujos, con la
humildad de su Grandeza. En Sevilla esta celebración se vive con sus
peculiaridades de antaño que aún hoy tratamos de mantener, nos retrotraen a un
tiempo pasado en el que la familia en pleno se reunía alrededor del Nacimiento,
vivencias felices de un pasado junto al escaparate de la cafetería Ochoa
admirando su Belén de chocolate. Con estos recuerdos, Rosa Rodríguez, nuestra
saetera de honor, nos canta un villancico precioso “las Casas del Nacimiento”.
Las casas del nacimiento son de papel,
mire usted qué gracia.
Y las montañas también,
mire usted, mire usted, mire usted.
Los ríos y las lagunas son de cristal,
y las flores son pintá,
mírala, mírala, mírala...
O la ilusión del niño ante la inmediata llegada de los Reyes Magos, ilusión
que hoy mantenemos aunque ya no seamos niños, ¿o es que no esperamos ilusionados
la llegada de sus Majestades para ver que nos traen?, son recuerdos comunes a
todos, en esta ocasión es el señor de la Blanca el que nos lo trae a la
memoria, la nostalgia de un pasado inocente junto a nuestros mayores, una
celebración que si ilusiona al niño más se ilusionan los mayores, la ilusión no
es solo patrimonio del niño. A continuación sería Rocío Bautista la que nos
encandila con su cante, un villancico flamenco jerezano “de Tu Carita Divina”
Envidia tienen las fuentes del color
De Tu carita divina, de Tu carita divina
Que estoy viendo en la frente de mi Dios
Una Corona de Espinas,
Que doló, que doló,
una corona de espinas...
En definitiva, este tipo de actos nos traen a la
memoria momentos felices de un pasado que desgraciadamente no volveremos a
vivir, pero su experiencia forma parte de una feliz tradición que estamos obligados
a transmitir a los que llegan y por nada del mundo se debe permitir que se
pierda, como nos ha exaltado nuestro pregonero. Feliz Navidad.