FUNDAMENTOS


24/5/15

22/5 VIAJE A AYAMONTE


 
 
 
 
 
  
Ayer sábado dentro del ciclo que dedicamos al conocimiento del Patrimonio Cultural de Andalucía, nos encaminamos para conocer el tesoro que alberga la población de Ayamonte, comenzamos con la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de las Angustias, un edificio del siglo XVI de estilo mudéjar situado en una loma en pleno casco histórico, desde el que se domina el rio Guadiana y la orilla portuguesa. Una vez en su interior lo primero que salta a la vista es el magnifico artesonado que cubre su única planta basilical y la cúpula policromada del presbiterio, éste está separado de la nave central por un arco triunfal. En su retablo mayor de tres cuerpos y tres calles, la Virgen de las Angustias del siglo XVI de autor desconocido se encuentra presidiendo el conjunto, es la patrona de Ayamonte en agradecimiento del pueblo por los escasos daños sufridos en el terremoto de Lisboa de 1755. Ese retablo mayor de mediados del siglo XVII cuenta con bajorrelieves de bella factura en los que aparecen distintas escenas de la Pasión de Jesús, cómo la Oración en el Huerto, el Prendimiento, la Coronación de Espinas, el Camino del Calvario y Jesús Crucificado, en el ático se puede ver la imagen sedente del Padre Eterno. 
 
En todo ello Emilio Rubio no lo ha ido desgranado con la expresividad que le es habitual, introduciéndonos en la historia del templo y describiendo el carácter artístico de lo que estamos viendo. En los testero laterales aparecen otros retablos de innegable belleza cómo son los de la Inmaculada Concepción, imagen de principios del XVI, el de la Virgen de Fátima y destacando a los pies el dedicado a otro patrono de Ayamonte, San Diego de Alcalá, una magnifica imagen tallada en madera policromada de finales del XVI realizada por Juan Martínez Montañés. En este templo conviven distintas de las hermandades mas importantes, la de Nuestra Señora de la Angustia, la de Pasión, también conocida como de Excombatientes, el Santo Entierro y la del Resucitado. 
 
Tras esta visita nos encaminamos a la cercana Iglesia de San Francisco, no sin antes pararnos para que Emilio nos de a conocer la importante industria conservera, de la que oportunamente el Ayuntamiento ha erigido un monumento a las mujeres que desarrollaban esa labor y el auge que en su momento tuvo su astillero para la importante industria pesquera ayamontina. 
 
En San Francisco tuvimos la suerte de encontrarnos con una persona que disfruta dando a conocer el importante patrimonio de este templo, Francisco de la Rosa, una persona muy vinculada con las hermandades que tienen su sede en esta iglesia, de las que nos dio una exhaustiva información de los enseres que atesoran. Este templo formaba parte de un antiguo convento franciscano de principios del siglo XV, en él se guardaba una reliquia del Santo Sudario que el Marqués de Ayamonte se trajo en 1578, hoy se encuentra en la Catedral. Este antiguo convento se vio muy afectado por el terremoto de Lisboa, del que solo quedó en pie la nave central de su iglesia, aunque la desamortización de Mendizábal fue la puntilla para su definitiva desaparición como convento. 
 
 
 
En su interior destaca su techumbre mudéjar de madera y el altar mayor de finales del XVI, su Retablo mayor del XVII consta de cuatro cuerpos y cinco calles, a excepción de la calle central, las otras están compuestas por distintas pinturas sobre óleo que representan santos que estuvieron junto a Jesús o santos de la Orden franciscana. En sus capillas laterales podemos admirar otras imágenes que despiertan una gran devoción, cómo Jesús Resucitado, una imagen de Juan de Mesa del que solo queda su cabeza por el vandalismo que surgió en aquellos años de desagradable recuerdo, o el Cristo Yacente del siglo XVI que también se vio afectado gravemente en aquellos actos. En esta sede se encuentran las hermandades de la Sagrada Lanzada y la Veracruz y Santo Entierro. Tras digerir toda la amplia información que nos proporcionado el simpático Paco de la Rosa, nos dirigimos a dar cuenta de otro lugar importante de este periplo, el restaurante Barberi, en el que tras iniciar saciando la sed que en ese momento ya sentíamos, nos ponen delante el plato principal, unos fideos con almejas y de segundo filetitos con salsa, indescriptible pero buena, tras el postre y sin descanso posible nos encaminamos a la vecina población portuguesa, Vila Real de Santo Antonio, en ella Emilio retoma la información sobre el lugar y tras explicarnos su historia, nos lleva a la Iglesia Matriz de la Virgen de la Encarnación, una talla policromada del siglo XVI. Tras esta visita nos da un poco de tiempo libre, nos ponemos a andar y parándonos en cuantos tenderetes, a modo de mercadillo, las tiendas exhiben su producto, algunos caen y compran sus conocidos productos, entre los que encontraban los manteles, digo yo, ¿en Sevilla no hay estos productos?. Tras un refrigerio de nuevo al Bus y para Sevilla. Hasta la próxima excursión.