Hoy en el Círculo
Mercantil hemos asistido a un nuevo acto, en este caso sobre la Escultura
sevillana dispersa, un tema apasionante por la gran cantidad de obras de arte
que se elaboraron en un tiempo en el que Sevilla, era el centro económico de
Europa y por ende del mundo. Y nadie mejor para exponerlo que Don
Luís Luna Moreno, todo un experto en Historia del Arte, antiguo
Director del Museo BB.AA. y del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, por
tanto el más indicado para hablarnos sobre el paradero de la producción de
escultores de sobra conocidos en nuestra ciudad, como Martínez Montañés, que
tiene una gran cantidad de obras repartidas en múltiples rincones, como por
ejemplo los 55 Sagrarios que realizó en un corto periodo de tiempo para atender
encargos en Hispanoamérica, o en la Catedral de Toledo, o el busto de Felipe IV
que realizó en su viaje a Madrid, inmortalizado en el retrato que su amigo
Velázquez le pintó, busto que luego viajaría a Florencia para que le sirviera
al artista italiano para plasmar la cara del rey en la escultura ecuestre del
propio monarca, del que desconocía su fisonomía. De Juan de Mesa también existe un
gran número de obras, o Pedro Millán con obras en el Hermitage de San
Petersburgo, o Francisco de Ocampo y la atribución del Cristo de Medinaceli de
Madrid y el Crucificado de la Almudena, Pedro Roldán, el gran maestro del
Barroco, con obras procedentes del Convento de las Becas, Dolorosas Bellísimas
o un magnifico San Juan Bautista y que hoy se encuentran en colecciones
privadas o en manos de anticuarios. De todo ello nuestro interviniente, todo un
prodigio de conocimientos, ha sabido explicar con la facilidad y claridad que
le permite su cualidad docente, facilidad de síntesis y comunicación,
haciéndonos conocer la gran cantidad de esculturas diseminadas de los artistas
anteriores o del admirado Francisco Ruiz Gijón, autor del Crucificado del
Cachorro, con obras de la talla de San Juan de la Cruz en la National Gallery
of Art de Washington o un San Juanito en poder de anticuarios. De la Roldana
también hay grandes obras desperdigadas, aunque su estancia en Madrid le
facilitó esta dispersión, pero manteniendo el estilo de la Escuela sevillana,
sus obras se encuentran en Cuenca, León, en el Monasterio de el Escorial o
incluso en Malibú. En Madrid en el Monasterio del Paular nos encontramos con
Duque Cornejo, nieto de Pedro Roldán, con las esculturas que decoran toda la
Capilla. En definitiva esto nos muestra el estilo que imprimió la escuela
sevillana, que si primero vivió su época de esplendor tras el Descubrimiento,
con la llegada de artistas flamencos y genoveses,
y los ricos comerciantes, además del nuevo mercado que se abría en ultramar, la
posterior crisis provocada por el traslado de la Casa de Contratación, supuso
la diversificación de las distintas obras. Ha sido un auténtico placer asistir
a su magnífica conferencia, por lo que le felicitamos y le agradecemos su
enriquecedora presencia en nuestro Curso.