Hoy concluimos con nuestra
programación de actividades del mes de enero en la Sala de Carteles de la Real
Plaza, que generosamente nos cede la Corporación maestrante, con la
participación de una persona afable, escritor y poeta, Don Manuel Lozano Hernández
de Ávila, persona muy vinculada con el mundo taurino y gran aficionado. Comenzó
su intervención con un soneto dedicado a la Real Maestranza, en el que denota
el cariño que siente hacia esta Real Plaza, cariño recíproco por el respeto que
este mundillo le profesa. A continuación otros versos dedicados a ese bello
animal, el toro, palabras sentidas y llenas de sensibilidad, en las que además
pide el respeto de aquellos que piensan de distinta manera. Unos versos que
escenifican no sólo al toro, también la estética de una faena bien hecha, su plástica
y su colorido que invade los corazones de un graderío entregado, y como no, el
recuerdo a la muy querida Hermandad del Baratillo, tan vinculada con el coso
taurino, en el momento en que la figura que se va a enfrentar a su oponente se
encomienda a la Virgen de la Caridad. En todos esos versos nuestro
interviniente le imprime el sello que define su sevillanía en todas sus
expresiones. En un momento dado surge la figura del Padre Estudillo, capellán
que ejercía en la Plaza, muy querido por los profesionales que acudían a él,
una simples palabras y el miedo desaparecía tornando a serenidad. En estos
versos reflejaba el aprecio que Don Manuel sentía hacia esta persona, que hoy
ya está gozando en la Gloria eterna. No podía faltar el pasado milenario de
unos festejos en los que el toro era el protagonista, pero visto a través de la
mitología, además de la aportación de literatos de la talla de Gonzalo de
Berceo, Garcilaso, Quevedo o Góngora, o muchos otros de la generación del 27. Pero
Don Manuel Lozano no solo escribe sobre la belleza del entorno del toro sino
que lo dice imprimiéndole la pasión que siente en su corazón. Ha sido todo un
honor tenerle en nuestra Cátedra Taurina, a pesar del resfriado que padecía, al
igual que aquellos que le arroparon en la mesa, Don Pedro Escacena, al que se
le tributó el homenaje de cariño, a través de la imposición a su querida esposa
de la insignia de honor del Curso, o Antonio Martínez Díaz, conocido en el
mundo taurino como Finito de Triana, torero que tuvo la suerte bien ganada de
haber sido llevado a hombros a su querido barrio, por el éxito alcanzado en su
faena, magnifico torero de oro y de plata, al que su propio hijo, Marcos, le
impuso nuestra insignia, el Curso le está muy agradecido al aceptar ser asesor
de esta Cátedra. Además se le tuvo el merecido reconocimiento a Manuel Artero
Cortés, torilero de la Plaza durante veinticinco años. y como no podía ser menos, nuestro amigo y responsable de la Cátedra de Flamenco, Manuel Loreto, dedicándole una carcelera al mítico Manolete, con su sello especial e interpretada de manera magistral. Por supuesto nuestra
enhorabuena y felicitación a todos y muy especialmente a Don Manuel Lozano por
la magnifica conferencia que nos regaló haciendo las delicias de tantos
aficionados a ambas artes, el toreo y la poesía, que tuvimos la oportunidad de
disfrutar en ese entorno tan taurino.