Esta tarde en el Excmo. Ateneo hemos celebrado un nuevo acto para el que
hemos contado con la inestimable presencia de un buen amigo del Curso, el Doctor
José Luís Serrera Contreras, vicepresidente de la Real Academia de
Medicina e historiador, hoy nos habla sobre la Sevilla del Siglo XIX, un siglo
de cierta importancia para la ciudad tanto para bien cómo para mal. En general para
España este siglo significó una de sus mayores transformaciones en su urbanismo
y en su arquitectura, en el caso de Sevilla, se transformó totalmente de ciudad
medieval a ciudad moderna, en ello tuvo mucho que ver José I, también conocido
cómo Pepe Botella, nombre dado porque siendo abstemio impuso una alta tasa al
alcohol, además quiso dar a la ciudad un aire mas moderno, para lo cual facilitó
el derribo de ciertos edificios civiles y religiosos creando plazas, además de
promover la protección del patrimonio de Itálica y patrocinando las
excavaciones arqueológicas. Esa época también trajo numerosas riadas del río
Guadalquivir, además se sufrieron epidemias de fiebre amarilla y cólera. Mas
tarde en 1835 con la desamortización de Mendizábal, ministro de la
Reina María Cristina, llegó el segundo impulso desapareciendo gran parte de los
restantes edificios religiosos que aun quedaban en pie, como el Convento Casa
Grande de San Francisco, del que solo queda el Arquillo del Ayuntamiento y la capilla
de San Onofre, surgiendo la Plaza Nueva, una plaza con fachadas carentes de
toda personalidad en su conjunto. De esta época lo
mas llamativo es el llamado Salón Cristina, porque supuso una ampliación para el asueto del pueblo. En ese
siglo llegan las farolas de gas, se mejora sustancialmente el saneamiento y la
limpieza de la ciudad. En 1847 se inaugura un teatro muy querido y recordado,
el Teatro San Fernando, un edificio construido por los mismos arquitectos que
levantaron el puente de Isabel II, Steinacher y Rohault, la decoración interior
del teatro era realmente rica, sus pinturas fueron realizadas por Antonio
Cabral Bejarano. En cuanto al Puente de Triana, nuestro ponente nos comenta algo
que todos sabíamos pero quizás nos pasaba desapercibido, hasta la construcción
de este puente, no existía otro desde el puente romano de Córdoba hasta la
desembocadura en Sanlúcar de Barrameda, excepto el puente de barcas. Su construcción
se termina en 1852, siendo prácticamente una copia del desaparecido puente parisino
del Carrousel, en sus inmediaciones se construyó el Mercado del Barranco, siguiendo
el mismo esquema de construcción y materiales. Pero quizás lo peor que nos trajo ese siglo fue la decisión
de García de Vinuesa de derribar las distintas puertas que cerraban la ciudad, aduciendo
que era necesario por la densidad de la ciudad. Aunque la realidad tendría que ser otra, ya
que hay un claro ejemplo en Segovia, que permite el paso del tráfico por los
arcos de su Acueducto romano. Como es conocido por todos, Sevilla fagocita su propio
patrimonio arquitectónico, como incluso podemos ver en el presente y en nuestro pasado reciente. En ese
tiempo se crea la Compañía Sevillana de Electricidad, la fábrica de loza de la
Cartuja, los casinos, cómo el Real Círculo Labradores, el Círculo Mercantil, el
Casino Militar o el Ateneo, para aglutinar a los agricultores y ganaderos, a
los industriales, a militares y escritores. También llegaron en ese siglo los
Duques de Montpensier, significando socialmente todo un hito, se llegó a decir que a su alrededor existía una corte chica en oposición a la nobleza madrileña, y llevaban razón.
También disfrutamos de la donación de la Infanta Luisa Fernanda de Orleáns en
1893 de una parte de los jardines de San Telmo que hoy conocemos como Parque de
María Luisa. Ha sido una magnifica charla la que nos ha brindado el doctor
Serrera, no solamente por lo interesante que nos ha parecido sino que la
profusión de fotografías nos ha puesto en situación, además su cualidad docente
le dota de una dialéctica pausada que le hace fácilmente entendible, permitiendo no perderse un ápice de cuanto nos transmite. Le
agradecemos su extraordinaria y desinteresada colaboración con nuestra
Institución Cultural.