FUNDAMENTOS


17/2/15

17/2 D. MARIO DE LA BLANCA NORIEGA


Hoy hemos celebrado en el Casino Militar nuestra primera exaltación de la saeta, una exaltación que nos trae don Mario de la Blanca, bajo el título “Rezar cantando en Triana”, un magnifico acto dedicado a las Hermandades que radican en ese barrio. Un extraordinario recital que ha contado con la participación de un buen grupo de saeteros, amigos y colaboradores que han prestado en otras ocasiones su participación al Curso.  No es un pregón cómo se podría esperar en esta fechas, es simplemente un recital de buenos aficionados al flamenco que sienten un grandísimo amor mariano y lo expresan con su arte, sabiendo interpretarla, exteriorizando los sentimientos mas profundos de su ser hacia esa Sagrada imagen a la que tiene especial devoción. Para abrir boca y aprovechando que se encuentra entre nosotros Manuel Loreto, se le pide que abra el acto con una de sus interpretaciones, una seguiriya con cambio a debla, dentro de mi ignorancia desconocía este tipo de cante, un cante en desuso y melancólico. Se lo dedica a la Esperanza de Triana, una saeta como él lo suele hacer,
…Ya es viernes por la mañana
ya el sol brilla en el cielo
ya la Esperanza en Triana
convierte a Sevilla en cielo
y al puente en fragua gitana
Y es alfarera,
Marinera y capitana
y vive en la calle Pureza
junto a su madre Santa Ana
Tras este inicio, continua el señor de la Blanca con su intervención hablándonos de algo tan importante sobre el que se apoya la trabajadera que llevará la Imagen de su devoción, el costal y la importancia que en toda esta logística tienen las madres, momento en el que Rosa Vergara asume el papel y nos canta con la sensibilidad y dulzura con la que suele impregnar su cante, son versos de propia cosecha y van dedicados a tantas y tantas madres que en esas fechas sufren por el dolor que puede sentir un hijo y la satisfacción de que el esfuerzo que realiza bien merece la pena,
…Hay un cambio de costero
y un ramo de costales blancos
se están agrupando bajo la trabajadera,
son ángeles costaleros que la van a levantar
A las madres que parieron
a esos niños costaleros,
quiero cantarles con admiración
bendito sea su corazón.
Tras Rosa nos encaminamos San Jacinto arriba para ver a la Virgen de la Estrella, y Mario le dice, en las lumbres de tu Candelería, sueño de diamantes y madreperlas, ponen los hombres del barrio, una serenata de salves y jaculatorias. Serenata compuesta en el pentagrama de las entrañas de Triana que, con el corazón muerto por tu dolor, Virgen de la Estrella, van repartiendo en rezos y lloros… y es tan sublime tu llanto, Virgen María, que este pesar supremo que en tus ojos estalla, se abraza con nuestro sentir y hacen surgir un efluvio de dolor, como hieles, que amargan los sentires… Es momento de encontramos con Manuel Barrera, saetero con una potente y clara voz, además de autor de los versos que suele cantar e interpretar, sabiendo hacerlo vemos cómo le canta a la Valiente,
Cruzando el puente viene ya,
y llorando queda Triana
porque Tú eres la más bella,
Sevilla reza y espera
a su Virgen de la Estrella.
“Pare” mío de las Penas
qué buscas Tú en el cielo,
si la Estrella que más brilla
la tienen los trianeros.
Y en San Gonzalo, ese andar de racheo inconfundible que hacía de las piedras de las calles de Triana, pentagrama con notas de esparto y que, a la “llamá” de Juan Vizcaya, resultaban acordes y compases que acunaban a Jesús, Rey de Reyes, llevando su “Soberano Poder” al llorar de Triana, y se oye una voz, es la voz de Ángel Díaz que le canta a Jesús ante Caifás,
“Toíta” la sangre de este mundo
va corriendo por tus venas
y tu corazón,
si te “asedieran” tus penas
con tu amor Santo y profundo…
Desde el Barrio de León nos encaminamos a la calle Castilla, allí nos espera la Madre de Dios y su Divino Hijo. Por San Jorge y en llegando al Altozano, dejando atrás la que fuera Calle Real, revolotean relámpagos de luces con la color morada. Hay Ángeles Alfareros que van bordando las calles de Triana con arcilla de brillantes y topacios del llorar de sus talleres…Voces del alma mía que me anuncian que ya viene Dios el Nazareno, trae la Cruz sobre sus hombros, madero que el barrio por amor, por ver si te pesa menos, trocó ochavado en plata y carey, a duras penas caminas. Es momento de escuchar el cante elegante y sentido de una saetera grande, Adela Oliver, sin exagerar su interpretación nos transmite su devoción por una Hermandad centenaria tan querida en ambas orillas del río. La debilidad, la sed, el dolor y ¡mis culpas, Nazareno!, te llevan las piernas temblorosas, desnuda la faz y lívidos tus ojos…, y Tu caminar, Señor, aviva mis sentires y mi alma, tristísima, arroja sobre el río mi amargo silencio.
Y cuando las estrellas de plata le dan al Guadalquivir fantasías de nardos de cristal, los lejanos horizontes tienen ilusiones de aurora cuando el cansancio, Señor, te va venciendo. Y Triana, para Ti Jesús Nazareno, pone de morado el suelo que Tu pie va pisando…
Y en los Remedios ante la Virgen de la Victoria nos encontramos con la nueva generación de devotos saeteros, Francisco Javier Pérez, cuando el misterio del sufrir de su gente abre de par en par las rosas del rezo, viéndose pasar junto a la luna, los pensamientos. Entonces las lágrimas ahuyentan las sonrisas y hay penas y suspiros en la inquietud de las calles.
…Esa Madre que va sufriendo
porque su Hijo Divino
que por nosotros va muriendo,
y la sangre son espinos
que como flores van naciendo…
¡Sea tu llanto, Madre mía, VICTORIA de Tu dolor, Virgen Piadosa, de Tu Sentir, Madre Casta, de Tu Divino amor inconmensurable…, y míranos! ¡Que tus inmaculados ojos, en el declinar de tu gesto, hagan posar una mirada de infinita ternura sobre Triana! ¡Que ser Victoria de amor, de rezo y dolor quiere Sevilla toda!...
Tras encandilarnos ante María Santísima nos vamos a postrarnos ante la Expiración del Hijo de Dios y extasiarnos con la oración de una saetera incondicional del Curso, Rosa Rodríguez, una devota que siente y sabe hacernos sentir con su voz la Pasión, una Pasión que cómo en Triana no se siente en ningún sitio, la cadencia de su paso nos extrapola al Gólgota de hace dos milenios,
Se estremece hasta el semblante,
cuando te tengo delante,
que a mi me da escalofríos
contemplando tu agonía,
Cachorro, Cachorro mío.
Y detrás, su Madre, Santa María del Patrocinio. Y yo quiero Señora que mi oración, de amor colmada, llegue a las Bambalinas de Tu Palio y a la mecida de tus hijos costaleros se derrame sobre tu peana en formas de Credos y Ave María y poder así acompañar la vela de tus desdichas.
Y para terminar nos vamos a la calle Pureza para encontrarnos con la Reina de Triana, la Esperanza, y deleitarnos con la portentosa voz de Rocío Bautista, cómo el dramatismo del momento en el que Jesús en su tercera caída se torna en dulce mirada viendo la devoción impotente de sus hijos trianeros.
Esperanza Madre mía,
Eres luz y sueño de Triana,
Eres la mejor “nacía”,
La mas guapa y soberana
Que yo he visto en “toa mi vía”…
Sobre la plácida tristeza del Altozano va subiendo la luna que, empieza a estar dorada. Poco a poco va entrando la madrugada como un entierro, enlutada y triste toda. Y sin estrellas se queda ahora que, todas ellas se derramaron en Tu Candelería para dar luz a Tu tortura y aligerarla… Un rezo se hace plegaria cantada. Con Tu pena eres Madre de Sevilla, y de Triana la primera. Azucena de Esperanza y maravilla. En Tu rostro de Dolor y Hermosura, se quiebra la primavera. Llantos de rezos con mesura que en el Altozano espera. Bendita Muerte serena, a cuestas lleva una saeta rota en la garganta del poeta por Tu Hijo en falsa Condena. Y en la noche silenciosa, por las calles, de regreso, te acercas, madrugada misteriosa. Tú Hijo con mis pecados camina. ¡Triana está rezando y llorando está Triana! ¡Mirarte, Reina Madre, siempre es una plegaria! ¡Dios Te salve, Virgen del Cielo, Esperanza del alma y de Triana el consuelo! Y nadie te puede ayudar viendo caer a Tu Hijo. Tu cara es un lirio blanco que a la noche suspira con dulzura. Llevas el llanto por dentro con lágrimas en la mejillas. ¡Tu cara es mi tormento Esperanza de Sevilla! Y por las calles de Triana, tu gente se arrodilla, cuando Tu llanto desesperado a la madrugada ilumina… En pureza, por El Altozano y en el Puente, en pos de Tu Hijo caminas. Y Su Cuerpo escupido y del dolor ya vencido, lo ve Triana extenuado cuando al suelo, con humildad, ha caído…
Ha sido extraordinario, una vez más, el acto que nos ha ofrecido nuestro buen amigo Mario de la Blanca, y como es habitual en él, es una exaltación en la que los sentimientos afloran por su manera de interpretar la prosa que encierra la Pasión de Nuestro Señor. Enhorabuena a todos los participantes y felicidades por la magnifica acogida que tienen en sus distintas intervenciones para deleite de cuantos conformamos este Curso de Temas Sevillanos.