Tras este pequeño repaso a la historia de
esta villa, iniciamos nuestra visita. En primer lugar nos encaminamos a conocer
la Conventual Santiaguista de San Marcos, un edificio del siglo XVI de granito,
mezcla de gótico tardío y renacentista, sobretodo en la segunda planta del
claustro y en su portada principal.
Su edificación se debe a la necesidad de
residencia para acoger a los caballeros de la Orden que se establecieron en
esta zona. Destacan muchos elementos, pero llaman mucho la atención las
filigranas y nervaduras que abundan en las distintas bóvedas, bóvedas de
crucería, algunas simplemente decorativas. Del edificio su claustro cobra gran
importancia, es de dos plantas y realizado con roca granítica, su planta baja
la forman cinco arcos por cada lado que encierran una galería a la que se abren
las dependencias monacales, esta galería cuenta con una excelente bóveda de
crucería. En la planta alta vemos en cada lado diez arcos que a su vez cierran
una galería abierta con una bellísima balaustrada tallada, por todo el conjunto
podemos ver emblemas de la orden santiaguina y escudos, cómo la concha
peregrina.
La Iglesia dedicada al Apóstol Santiago, es
de una sola nave, y cuenta en el lado de
la Epístola con cuatro capillas hornacinas, la sacristía y la capilla
bautismal. Se cubre con bóveda de crucería en forma de estrella, cuyos nervios
descansan en pilastras adosadas. El retablo mayor está presidido por un
Crucificado del XVI de cierto interés artístico y autor desconocido, a ambos
lados se encuentran una serie de pinturas de Eduardo Acosta que representan a
los Evangelistas, por encima tres pinturas con la aparición de la Virgen a Pelay
P. Correa y a ambos lados dos escenas de la batalla, coronando el conjunto se
encuentra la pintura ecuestre del Apóstol Santiago.
Tras esta visita nos armamos de valor y nos
vamos al cerro mas alto de los alrededores para visitar el Monasterio de Tentudía,
si el viento ya pegaba fuerte en el pueblo, no os cuento lo que era allí
arriba, pero nada para superarlo como el entusiasmo por conocer, como se dijo
antes, este edificio se construyó en agradecimiento a la mano que echó la
Divinidad para conseguir la victoria ante los invasores. El primitivo edificio,
la ermita, se fue ampliando por los sucesivos maestres de la Orden, por los
privilegios que se le otorgaron a la Orden por los favores prestados.
Cuando accedemos al interior del Monasterio
lo primero que vemos es su claustro, un claustro mudéjar en el que el ladrillo
toma el protagonismo de su construcción. Consta de dos plantas, en la planta
baja vemos que su galería recibe su luz por cuatro arcos en cada lado en la que
se abren las dependencias conventuales y en su parte alta son cinco los arcos.
En la parte central del patio se encuentra un aljibe que dota de agua al
recinto. La iglesia de una sola nave y bóveda de cañón cuenta con un retablo
realizado en el primer cuarto del XVI por el ceramista italiano Niculoso
Pisano, por aquel entonces se encontraba en Sevilla trabajando en muchos de los
trabajos que hoy podemos ver en nuestra ciudad, como el Convento de Santa
Paula.
El retablo se encuentra presidido por la
Virgen de Tentudía, una imagen de candelero que suple a la primitiva del siglo
XIII desgraciadamente desaparecida. A ambos lados se encuentran azulejos con
escenas de la vida de la Virgen y dos que representan arrodillados a Pelay P.
Correa y a la derecha Juan Riero, A la izquierda se encuentra el sepulcro de
Pérez Correa recubierto de una excelente colección de azulejos.
A la izquierda de esta nave se abre una
capilla que sirve de sepulcro a antiguos maestres de la Orden, en la que se
encuentran don Gonzalo de Mexías y don Fernando Osores, ambos aparecen yacentes
con los hábitos santiaguinos, en uno de los testeros se encuentra el camarero
real don Garci Fernández Mexías. En el panel cerámico central de la capilla se
encuentra San Agustín, uno de los Padres de la Iglesia, con los atributos
propios de su dignidad, la mitra y el báculo y la pluma cómo doctor en la
derecha y en la izquierda la primitiva ermita, en el banco de ese retablo se
encuentra la imagen de Santa Catalina de Alejandría con los atributos de su
martirio, la rueda con los clavos.
En el lado opuesto de esta capilla se
encuentra la Capilla de Santiago Apóstol, de dimensiones similares a la
anterior, se encuentra presidida por otro retablo cerámico con la imagen del
Apóstol a caballo con armadura, blandiendo la espada y la bandera en la mano
izquierda. En el banco se encuentra un azulejo con la imagen de la Virgen con
el Niño en brazos.
A continuación nos percatamos que el afán por
el conocimiento no es contrario a la necesidad del condumio, así que nos
encaminamos a Segura de León, el frio ha hecho que busquemos refugio y nos ha
abierto el apetito, así que nos sentamos y tras tomarnos una cervecita damos
cuenta de un revuelto de bacalao con mucha verdurita que nos han puesto por
delante, después nos dan un caldito para entrar en calor, alguno pudo hasta
repetir para después dar buena cuenta del filete de secreto de cerdo con
champiñones y patatas fritas. De postre una crema de galletas con nata montada,
a destacar que se pudo repetir tanto como quisiéramos en bebida y comida, pero
lo realmente destacable es la amabilidad del servicio y del dueño del
establecimiento, ya que tras comer nos fuimos para visitar el castillo y como
era una maratón cuesta arriba, algunas personas decidieron que se quedaban
porque no iban a poder subir hasta allí, ante lo cual el citado dueño se
ofreció para llevar a cuantas quisieran sin coste alguno.
El Castillo de la Orden de Santiago, también
del siglo de su reconquista, el siglo XIII, fue residencia de los comendadores
de la Orden, ocupa la parte alta del cerro en el que se encuentra el pueblo,
por lo que para llegar a él tuvimos que subir una larga cuesta con el
entusiasmo que nos caracteriza, entre bromas y jadeos, hoy tiene el interés de
sus murallas almenadas, a las que por supuesto subimos, excepto algunas que
primero fueron tachadas de cobardes por no subir y luego reconocimos que fueron
las mas inteligentes, porque solo pudimos ir por ese corredor de almenas que
nos llevaban a un lugar sin salida, eso sí desde esa altura se podían admirar
los alrededores, desde allí se divisaba uno de los lugares mas tranquilos de la
zona, su cementerio, con una capilla de grandes dimensiones.
Cuando nos disponiamos a bajar nos acompañó
una copiosa lluvia, que puso a prueba nuestro aguante, al final ganamos,
llegamos al autocar y aun nos quedaban ganas de continuar, por lo que Emilio,
el incansable, nos llevó a conocer el Convento Franciscano de San Benito.
Este convento del XV anexo a la ermita del
Cristo, cuenta con un altar mayor muy característico y peculiar, el
retablo del Cristo de la Reja, llamado así porque se encuentra sobre la reja
que cierra el presbiterio, se encuentra como colgado sobre ella, es una imagen
del siglo XVI.
En el edificio conventual destaca su claustro
y las pinturas al fresco que decoran toda la galería representando imágenes de
escenas franciscanas de cierto valor.
Durante todo el recorrido que hemos hecho en
Segura de León nos ha acompañado muy amablemente y con gran simpatía una joven
del pueblo que nos ha ido aclarando tantas y cuantas dudas nos han asaltado
además de franquearnos las entradas a los distintos lugares. Llegados a este
punto la sola visión del autobús y Evaristo, su conductor, fue suficiente para
que el cansancio de todo el día se nos viniera encima, no sin antes comprar la
consabida chacina para dar buena cuenta de ella al retornar a casa. Como siempre,
nuestras alforjas del saber viene bien repletas por la facilidad con que Emilio
acomete este tipo de aventuras. Enhorabuena y esperando ya el próximo viaje a
Setenil de las Bodegas y Olvera en Cádiz. A descansar.